Historia de la libra esterlina inglesa

Libra esterlina

¿Sabías que la libra inglesa es la moneda en uso más antigua del mundo? Data, ni más ni menos, que del año 760, cuando por aquel entonces se hacía con plata pura.

Fue en aquellos años cuando comenzaron a circular por la isla los antiguos peniques, en plena época de la formación de los reinos y territorios ingleses. Una época a la que llaman como la Edad Oscura, pues no es mucho lo que se conserva de la historia de aquellos siglos de la Britania posromana y formación de la Inglaterra anglosajona.

Hasta entonces circulaban por aquellas tierras unas pequeñas monedas a la que conocían como «sceattas» y que se usaba para comerciar. Fue el rey Offa de Mercia, uno de los cuatro principales reinos de la isla, quien encargó una nueva moneda, un penique de plata de aproximadamente un gramo y medio.

Sin embargo, no fue sino hasta el año 1158, con el rey Enrique II, de la casa de los Plantagenet al frente del trono, cuando aquella moneda comenzó a conocerse como «libra esterlina» tras reducirse el nivel de pureza de plata hasta un 92,5%.

Cuatro siglos mantuvo su valor esta moneda hasta que la grave crisis financiera que sufrió Inglaterra bajo el reinado de los Tudor la deterioró, haciendo que su moneda perdiera valor a nivel internacional, especialmente en las casas de cambio de Amberes, por aquel entonces, uno de los principales centro comerciales de Europa.

A pesar de las revaluaciones y de los intentos de mejora de la moneda por parte de la reina Isabel hacia el año 1560, aquella grave crisis terminó por derivar en el cambio al patrón Oro como base legal en la formación del precio del dinero. Por aquellos últimos años del siglo XVII, John Locke se convirtió en el principal defensor de la libra esterlina, moneda que se convirtió en la base de trabajo del recién creado Banco de Inglaterra, hoy día, uno de los principales entidades bancarias del mundo.

Las posteriores devaluaciones e intervenciones del Banco de Inglaterra permitieron que la libra esterlina sobreviviera en el exterior a pesar de las crisis financieras y de la guerra civil. el propio Banco de Inglaterra comenzó, incluso, a emitir papel moneda por primera vez en aquel mismo año de su fundación, 1694. Tal fortaleza adquirió la moneda que ésta fue usada por todo el mundo durante más de un siglo, de modo que casi todos los bancos centrales mundiales mantenían una reserva de la misma.

Inglaterra se había convertido en el siglo XIX en el gran Imperio que dominaba buena parte del mundo, con colonias y concesiones desde América, a África y Oceanía. La libra era el patrón por el que se regía el mundo económico, pero las graves consecuencias políticas en primer lugar, de la Gran Guerra, la de 1914, y a continuación de la Segunda Guerra Mundial, en la que Inglaterra se vio envuelta por segunda vez en pocos años, motivó que la deuda nacional exterior del país se disparara. Si al final de la Primera Gran Guerra la deuda alcanzaba ya los 850 millones de libras esterlinas, al final de la Segunda Guerra, esta deuda se multiplicó, especialmente a favor de los Estados Unidos, la potencia emergente que surgió como el gran Imperio del siglo XX.

La libra dejó de usar el oro y la plata como patrón monetario pasando a utilizarse aleaciones de cobre y níquel. De hecho, desde el final de la guerra, todos los países comenzaron a abandonar el patrón oro y plata en sus respectivas monedas, siendo el dólar americano el último que lo abandonó en el año 1971.

En los siguientes decenios la libra se devaluó dos veces. La primera vez en el año 1949, cuando la devaluó un 40% pasando a cambiarse de 4 dólares (la nueva moneda de referencia) a 2,80 dólares. Finalmente, en el año 1967, sufrió una segunda devaluación ante la fortaleza del dólar, en algo más de un 14%.

Aunque los acuerdos de Bretton Woods favoreció la revalorización de la moneda, en la década de los 80/90 Inglaterra abandonó la referencia al dólar estadounidense para unirse al emergente mercado económico europeo. La libra esterlina comenzó a seguir la evolución del marco alemán en el año 1988, pero apenas un par de año después se unió al mecanismo europeo de sistema de cambio.

En el año 2000, Inglaterra no adoptó el euro, por lo que siguió con su libra esterlina, pero sus cotizaciones suelen moverse de forma sincronizada.

La última noticia surgida en torno a la libra esterlina tiene que ver con un aspecto meramente formal: en los billetes de 5 libras aparecerá una de las figuras más emblemática de la historia inglesa del siglo XX: sir Winston Churchill.

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