Acta de Establecimiento, la prohibición de un rey católico en Inglaterra
Uno de los episodios más importantes vividos en Inglaterra fue, sin lugar a dudas, la aprobación del Acta de Establecimiento o la llamada Ley de Instauración.
Como antecedente, tenemos una guerra abierta entre Corona y Parlamento. Gracias al posterior triunfo parlamentario, Inglaterra cambió considerablemente. Por un lado se elevó la supremacía de las instituciones, las limitaciones de la acción real y se intento acabar por completo con el fantasma de una restauración católica.
Este nuevo régimen tendría al sobreaño como el primer funcionario del Estado. Una personalidad que se ocupará del poder ejecutivo, dejando la política exterior, entre otras, al Parlamento y al partido mayoritario.
Nos situamos en tiempo de Guillermo III. Su unión con María II no había conseguido tener como fruto ningún hijo. La hermana de María, la princesa Ana, por el contrario sí había dado a luz un gran número de hijos. No obstante, todos ellos habrían perecido prematuramente.
Así pues, la muerte de Guillermo, duque de Goucester, el único hijo de Ana haría que la princesa se posicionara como la única heredera en la línea de sucesión.
Ante esto las alertas se encendieron. Era probable que agotada la línea de sucesión se impusiera una restauración de la línea de Jacobo II. El parlamento decidió actuar rápido. Por este motivo, en 1701 aprobaría el Acta de Establecimiento. Una leyque estipulaba, entre otras cosas, que la corona sería heredad por la más cercana pariente protestante, Sofía de Wittelsbach, o en su defecto sus descendientes. La idea era clara, terminar de una vez por todas con la idea de que un católico llegara al trono de Inglaterra.
Posteriormente, el Acta también sería aprobada en Irlanda, no así en Escocia, que no fue consultada antes de elegir a Sofía.
Hoy por hoy, esta Acta es la principal acata del Parlamento encargada de regular la sucesión al trono británico. Por tanto, sigue siendo parte importante del Reino Unido.
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