Portmeirion, un pueblo encantado
En el norte de Gales, en el condado de Snowdonia, abocado sobre el estuario del río Dwyryd y escondido entre frondosos bosques, se encuentra este pequeño pueblo, Portmeirion, concebido por la mente fantasiosa de Sir Clough Williams-Ellis, un excéntrico arquitecto que quiso instalar en la fría Inglaterra un refugio mediterráneo.
Todo el pueblo está teñido de una atmósfera onírica, entre la ficción y la realidad. Incluso el nombre del lugar es fruto de un juego de palabras al fusionar Port y Meirion, en referencia a la provincia galesa de Merioneth donde se encuentra.
Construido entre 1920 y 1970 -cincuenta años para recopilar ornamentos y elementos sueltos provenientes de mansiones en desguace- Portmeirion es el fiel reflejo de su inicial espíritu art decó que mezcla elementos exóticos con un diseño neoclásico europeo. Así pues, conviven en armonía un mirador tipo pagoda, torres góticas y un castillo con almenas, cañones del siglo XVIII, un buda y deidades birmanas, estratégicamente ubicados en sus sinuosas calles con pequeños edificios y casas en colores pastel a escala de gnomo que recuerdan a las de los cuentos de hadas, pero inspiradas en la Riviera italiana.
Estos elementos tan fascinantes se codean con otros concebidos únicamente por su autor y fabricados por materiales de deshecho de lo más variopinto: cazos de metal cristales, vidrios de colores, ornamentos de yeso, etc. El embrujo se extiende por los jardines donde se pueden encontrar palmeras, rododendros, helechos y secoyas, extranjeros en el clima Atlántico de Gales.
Por su singularidad el gobierno británico declaró Portmeirion monumento protegido en 1971 y entre algunos de sus ilustres visitantes se cuentan el filósofo Bertrad Russell, el duque de Windsor, el arquitecto Frank Lloyd Wright, los actores Gregory Peck e Ingrid Bergman y Paul McCartney. Además, el lugar es una de las localizaciones favoritas para series de tv, videoclips y escenas de cine. En los años 60 fue muy famosa la serie británica The Prisioner o el videoclip de la canción Alright de Supergrass.
Está poco masificado, ya que sólo hay un hotel con restaurante y salón de té (el Hotel Portmeirion) y algunas cabañas de alquiler (con capacidad para entre 3 y 8 personas) con nombres tan evocadores como Salutación, Neptuno y Unicornio. Se puede hacer shopping por las tiendas de souvenirs y hay unos cuantos bares para tomarse un tentempié. El aire puro, el contacto con la naturaleza y la sofisticada arquitectura lo convierten en un lugar encantador que invita a la reflexión y al “cambio de chip”.
un artículo excelente sobre uno de los sitios más escondidos de la gran bretaña – muchas gracias por publicarlo!
Seguro que es para quedarse con la boca abierta y no cerrarla hasta que se te seque la lengua.
¡Fantástico lugar! Acabo de volver de visitarlo y desde luego tiene un encanto único. Aparte de que el pueblo en sí es una excentricidad disparatada tiene un atractivo muy especial por situar al viajero en una atmósfera entre la realidad y la ficción. Recomiendo también recorrer los caminos del frondoso bosque que rodea el pueblo y descubrir las alocadas sorpresas que esconde.
Lo he disfrutado muchísimo. Muchas gracias.