Montar en taxi en Londres, una experiencia

Cuando uno va de vacaciones, si no contrata un viaje organizado, el modo en que nos moveremos suele ser uno de los temas que más preocupación nos causa. Si habrá suficiente transporte público, si sale barato, si es fácil manejarse en el,…. Y en este sentido Londres es una de las ciudades que mejor preparadas están. Moverse por la red de metro es facilísimo y los autobuses se controlan rápidamente, ya sea gracias a las indicaciones que ofrecen muchas de las guías turísticas o, simplemente, fijándose en la información que proporcionan las marquesinas con todos los trayectos y paradas cercanas.

Tened en cuenta que las tarjetas descuento, de las que ya os hemos hablado aquí en numerosas ocasiones, son una buena fórmula, que garantiza que no vamos a gastar más de lo previsto en transporte. Sin embargo, en otras ocasiones, casi no merece la pena y es mejor usar billetes sueltos, ya que normalmente los lugares de interés suelen estar cercanos entre sí y un paseo por Londres es toda una experiencia.

El tema del transporte público lo dejamos en vuestras manos, pero os hacemos una recomendación clara: subiros en un taxi londinense. Para las curiosas, desde hace años, se puso en marcha un servicio exclusivo para mujeres y cuyos vehículos se identifican claramente por ir pintados de un llamativo color rosa: son los pink ladies cabs.

Un viaje en un clásico taxi es una experiencia única, que yo aprovecho a repetir siempre que puedo. La primera vez que me subí a uno lo hice asustada, pensando que, entre todos los que íbamos juntos no íbamos a tener las suficientes libras para pagarle al taxista. Pero ni mucho menos. Las carreras de los taxis londinenses son, en algunos casos, más baratas que en España. Además, hay que tener en cuenta que disponen de cinco plazas en la zona trasera por lo que si llenamos un vehículo la factura es a dividir entre cinco personas, lo que se agradece.

De este modo trayectos de quince minutos pueden costar apenas doce libras algo que sería un poco caro si es una sola persona la que va en el taxi, pero que, si se divide entre tres o cuatro pasajeros, puede resultar, incluso, más barato que un billete sencillo de metro. Además, hay que sumar la experiencia de ir en un coche circulando por el sentido contrario al que lo hacemos en España, una vivencia más de vuestra visita a Londres. Los taxistas son, por lo general, gente muy agradable que se vuelca con el turismo.

Conscientes del interés que sus vehículos suscitan entre los extranjeros son muchos los que os ofrecerán la posibilidad, si no, pedídselo, así podréis haceros una foto al volante de un taxi londinense. Eso sí, lo que no os dejarán será arrancarlo.

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