Clovelly, el tesoro secreto de Devon
La maravillosa Clovelly tiene su origen en las profundas raíces sajonas. A menudo se la ha llamado el tesoro secreto de Devon, y es que este precioso rincón se ha mantenido intacto en los últimos siglos. Clovelly sólo tiene una única calle, una avenida empedrada que se hunde hacia el mar durante un kilómetro de distancia, y se rodea de casas pintorescas.
Os tengo que recomendar que vengáis bien preparados para subir y bajar, porque Clovelly no es apto para aquellos que no os guste andar. Unos zapatos cómodos y a recorrerla, las vistas desde las fuertes pendientes valdrán la pena. Estas vistas nos mostrarán las casas bellamente decoradas con flores de diferente forma, tamaño y color. Hay ocasiones que, al ser la calle tan empinada, la puerta de una de las casas se sitúa casi en el techo de su vecino.
Una vez abajo del todo, llegaremos hasta una pequeña curva donde se encuentra un antiguo muelle, y un poco más adelante el puerto actual. El puerto está lleno de vida, con sus embarcaciones de recreo y las de pesca. Aquí lo que mayormente se pesca son cangrejos y langostas, que se pueden probar en sus distintas variedades, en los cafés y tabernas de Clovelly.
La familia Hamlyn, señores de Manor, fueron los primeros en ocupar la Corte de Clovelly en 1738. La preservación del pueblo y el mantenimiento de sus casas se debe en gran parte a esta familia. En un acantilado cercano, que se puede ver desde el pueblo, contemplamos la Iglesia de Todos los Santos, que sorprendentemente tiene un pequeño porche de estilo normando, un púlpito jacobino y un monumento al novelista británico Charles Kingsley, quien vivió en Clovelly de niño.
La iglesia original se construyó hace más de 600 años. Fue destruida por el fuego y reconstruida hasta en dos ocasiones. En 1940 fue usada como hogar de convalecencia para los heridos británicos de la Segunda Guerra Mundial.
Muchas leyendas y costumbres existen aún hoy en día en esta ciudad. El Martes de Carnaval, por ejemplo, los niños arrastran latas y cubos por la calle empedrada. Se dice que así se puede espantar al diablo ante la inminente llegada de la Cuaresma. Clovelly también es el hogar de muchos artistas locales que llegan aquí embriagados por las maravillosas vistas. Sus cuadros se suelen vender arriba y abajo de la calle, o bien en el puerto.
Clovelly es sin duda maravillosa y hermosa. Aún conserva un encanto genuino y peculiar que, a lo largo de la costa, la hace sencillamente incomparable.