El Castillo de Corfe, ruinas inglesas en Dorset

Corfe y su castillo

Resulta francamente sorprendente la vista de las maravillosas ruinas románticas del Castillo de Corfe, un tesoro medieval que se eleva sobre una colina que parece rugir ante el impetuoso batir de las olas del océano sobre el acantilado rocoso. Hay pruebas de la existencia humana en esta zona desde la época de la prehistoria, pero Corfe llegó a su momento culminante con su gran castillo y Guillermo el Conquistador.

El castillo, construido en la época medieval, vivió momentos de verdadera agitación y posiblemente guarda en su interior oscuros secretos que nunca serán revelados. El rey Eduardo II fue encarcelado aquí, y curiosamente, fue este también el lugar donde el rey Juan guardaba el cofre de sus joyas.

Cuando el trono pasó a Enrique VII, le donó el castillo a su madre. La hija de Enrique, Isabel, vendió Corfe a Sir Christopher Hatton, cortesano favorito del canciller, quien fortificó las defensas del castillo.

El Castillo de Corfe fue vendido por la familia Hatton, y en la época de la Guerra Civil inglesa pertenecía a la poderosa familia de los Bankes. Sir John Bankes fue presidente del Tribunal Supremo de Carlos I. Aún así, tuvo que entregarlo al gobierno, tras los asedios que sufrió entre 1643 y 1645.

Desde entonces el castillo quedó abandonado y pronto se convirtió en ruinas, hasta que en 1982 pasó a formar parte del tesoro nacional. A los pies del castillo se sitúa el pintoresco pueblo de Corfe, con sus casas de piedra del siglo XVII. En el pueblo se puede ver una réplica perfecta de lo que fue la antigua fortaleza.

De todas formas, allá emplazado en la colina, resulta impresionante ver las ruinas del castillo, un romántico vestigio de la historia más enigmática de Inglaterra. Sin duda que os sorprenderá y os llevaréis un agradable recuerdo de haber pasado por aquí.

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