La época victoriana en Inglaterra

Reina Victoria 2

El periodo conocido como la época victoriana de Inglaterra (en relación al gobierno de la reina Victoria entre 1837 y 1901), fue un tiempo en el que la sociedad inglesa ensalzaba por un lado valores como el esfuerzo, la dedicación al trabajo, la moral religiosa y un estricto modo de vida, creando una imagen de sociedad respetable, organizada y sobre todo, temerosa de Dios. Bien pudiera pensarse que se trató de un periodo histórico de virtud, pero tras esta idílica estampa se producían verdaderas barbaridades, siempre ocultas para no empañar la respetabilidad de los ciudadanos ingleses.

Los principales promotores de las costumbres sobrias y sobre todo discretas, fueron los integrantes de la clase media, quienes tomaron como objetivo la prosperidad en el terreno económico. En la cúspide de esta sociedad, la clase alta mantenía vivos los antiguos valores sociales de otras épocas, y durante ésta época se produjo también un acercamiento entre nobleza y clase alta. Ahora resultaba posible la consecución de títulos nobiliarios a cambio de dinero o posesiones, así como emparentarse con nobles si uno poseía el suficiente patrimonio.

Mientras tanto, la clase media también comenzaba a adoptar las costumbres victorianas de discreción, austeridad, moral religiosa y sobre todo una actitud política conservadora.

Para la clase baja, las cosas eran bien distintas, salvo en el caso quizá de los artesanos con mayor prestigio, quienes aun podían permitirse cierto grado de holgura, llegando incluso a poder formar gremios y asociaciones (prototipos de lo que luego serían los sindicatos).

Los proletarios, cada vez más numerosos debido a la industrialización, se veían obligados a pasar muchas necesidades, teniendo que vivir en los barrios obreros (slums) creados en las cercanías de fábricas y factorías, y viviendo cada vez más hacinados. La escasez de higiene tuvo como resultado la propagación de numerosas enfermedades, empeoradas por la falta de una alimentación suficiente y las pésimas condiciones en que debían vivir.

En el caso de las mujeres, la jóvenes que tenían suerte conseguían trabajo como sirvientas domésticas de las clases más altas, llegando a duplicarse el número de personas que ejercían este oficio a finales del siglo XIX. Otra de las expectativas laborales de las mujeres estaba en el magisterio, trabajando como profesoras e institutrices.

La cultura se vio ligeramente favorecida durante esta época, al menos entre las clases media y alta, siendo fundados numerosos colegios y universidades (como por ejemplo la Universidad de Manchester que fue fundada en el año 1851). Aunque es cierto que se produjo un cierto esfuerzo por la alfabetización de la población, lo cual siempre es positivo.

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